Doctor, doctor.

Todo el mundo miente, la única variable es sobre qué.

Last Resort

Salió chorreando de la piscina, su cabello rubio se había oscurecido con el agua, el rimel de sus ojos habían creado una mancha que contrastaba con su clara piel. Se quitó la camiseta empapada y se envolvió con la toalla de él.
El viento gélido de medianoche la hacía tiritar, pero ¿sería realmente por el frío?
Él se acerca.
-Te estás helando, vamos dentro y deja que te prepare un café.
-Enserio no hace falta ya puedo yo sola. -Sin casi terminar la frase, cayó ante sus pies, y el blanco suelo, se tiñó de rojo.

Welcome to the night.

seven sis.

Solo sé, que si pudiera pedir un deseo ahora mismo, sería volver, volver a Inglaterra.
Quizás no tenga un porqué, o quizás tenga siete. Sea como sea, daría todo y más por despertar allí una mañana de un día normal.

Y de un día normal, comenzó toda esta locura. Estas siete locuras.

Subirte a un avión, ansias de llegar. Ver en las expresiones de la gente la felicidad, los nervios, pero sobretodo, ver sus caras. Ellas confundidas, con una sonrisa nerviosa en la boca se acercan y te saludan, como de toda la vida. Pequeños detalles que sin duda hacen a cualquier persona feliz.

Llegar y ver un entorno extraño, saber que estas pisando tierras extranjeras junto a aquellas personas que jamás pensaste que serían tan importantes en la vida de alguien.
Comenzar a andar y alcanzar tu destino.

Vivir con personas que no conoces puede resultar extraño, pero si te das cuenta puedes llegar a conocerlas, mejor de lo que crees. Echarse unas risas nunca viene mal.

Increible, una sola palabra describe la rapidez con la que la confianza se extendió. Dejar de ser yo, y comenzar a ser siete.

Seis increibles personas me han acompañado a lo largo de dos inimaginables semanas de mi vida. Quizás las mejores, desearía revivir incluso el peor momento de todos, porque sé, que no he pasado un momento malo junto a ellas. Cada sonrisa, carcajada, sonrisilla, y lágrima han dejado grandes marcas en mi. Y a pesar de todos los llantos, me han hecho más fuerte.

Cada momento que he pasado con ellas, ha sido único. Pero sé que aquí no se acaba. Esto solo es una coma, una pausa, aún hay tiempo hasta que llegue el punto. Y creerme, no lo voy a desperdiciar. El tiempo pasará, pero todos esos recuerdos, permanecerán atados, amordazados, secuestrados, jamás los dejaré ir. A no ser, que ellas me lo pidan.